El Movimiento de Cursillos de Cristiandad (MCC) llegó a Chile en la década de 1960, extendiéndose rápidamente por diversas diócesis del país. A partir de ese impulso nacional es que hace 50 años (1975) se celebra en la Zona Oriente de la Arquidiócesis de Santiago el primer cursillo de hombres. Desde ese momento los dirigentes de cursillo de la Zona Oriente han formado comunidades de laicos comprometidos con su fe y su entorno, desempeñando un papel clave en la evangelización de sus ambientes. A lo largo de los años el MCC de la Zona Oriente ha crecido en número de cursillistas y en impacto pastoral, consolidándose como una comunidad de formación cristiana y testimonio en la sociedad.
La finalidad del MCC es “posibilitar la vivencia y la convivencia de lo Fundamental Cristiano, ayudando a descubrir y a realizar la vocación personal, con respeto a la misma, y promover así núcleos de cristianos que vayan fermentando de Evangelio los ambientes” (IF3, 95)
Los cursillistas de la Zona Oriente de Santiago están llamados a anunciar el mensaje del Evangelio con un método kerigmático y vivencial, propiciando un encuentro personal con Cristo y fomentando la transformación de los ambientes en los que cada uno se desenvuelve. A través del trípode de piedad, estudio y acción, se impulsa el proceso de conversión de cada dirigente que, participando en grupos de perseverancia, encuentra su propia vocación y descubre sus derechos y responsabilidades personales y sociales, impulsándolo a la formación de comunidades cristianas activas, comprometidas con la Iglesia y la sociedad.
Ser un movimiento vivo y dinámico, testimonial y secular, abierto al Espíritu Santo, que apasiona y convoca, que aglutina y permita el fortalecimiento de la fe y el compromiso cristiano de sus dirigentes, proyectándose como un agente de evangelización de sus ambientes y de esta manera transformar la sociedad.
Aspiramos a ser una comunidad fraterna que, mediante el testimonio alegre del encuentro con Jesucristo, la amistad y la acción evangelizadora en los ambientes, contribuya a la construcción de una Iglesia más cercana, acogedora, inclusiva, misericordiosa, esperanzada y en salida misionera.